miércoles, 2 de noviembre de 2022

La carta misteriosa

Al anochecer decidí entrar en aquella casa abandonada. Jamás imaginé que en el polvoriento cajón de la mesa encontraría un sobre cerrado. Tras la desaparición de mi hermano hace tres años, me dijeron que viniese a esta casa porque dejarían un sobre con pistas para saber donde se encontraba mi hermano. La casa estaba abandonada, estaba en mitad del bosque, solo tenía árboles alrededor. Por fuera, se podía observar que en las ventanas había agujeros como si alguien hubiese lanzado piedras o algo parecido y algunas otras tenían el cristal roto completamente, la pintura era horrible y estaba llena de humedad. La casa por dentro tenía muebles, sofás, sillas y mesas rotas, las escaleras crujían al subir y la barandilla de la escalera estaba rota. Quise abrir la carta donde encontraría pistas para encontrar a mi hermano pero no estaba segura de si abrirla o no, Después de unas semanas volví a la casa abandonada decidida a abrir el sobre y buscar a mi hermano. Pero la carta ya no estaba allí. Busqué por todas las partes de la casa, desesperada por encontrar la carta. Después de estar buscando la carta durante una hora, no encontré nada. Volví a mi casa y en el cajón de la mesa de mi habitación encontré una carta, fui corriendo a abrirla, y en la carta decía: “Si has encontrado esta carta es porque la otra la dejaste sobre la mesa y al no querer abrirla la escondimos en otro lugar, ahora con esta otra carta vas a tener que buscar la otra donde están las pista para encontrar a tu hermano. La pista para encontrar la otra carta es la siguiente: Todos los bosques son poderosos, algunos son temibles por profundos, por misteriosos, otros por oscuros y siniestros”.

Me di cuenta que lo que me quería decir la carta es que la otra carta no estaba escondida en la casa abandonada, estaba escondida en los árboles que la rodeaban. Fui en busca de la carta y la encontré entre dos ramas de un árbol justo al lado de la casa abandonada, la abrí y la carta decía: “Si has encontrado la carta, esto quiere decir que has resuelto la pista. Te queda poco para volver a ver a tu hermano, te dejo las pistas para encontrarlo: 1- Dentro de la casa hay unas escaleras y debajo una puerta pequeña, entra por ahí. 2- Después te encontrarás con unas escaleras que bajan a un sótano y allí habrá otra puerta, ábrela”.
 
Entré en la casa y abrí la puerta que había debajo de las escaleras pero tras esa puerta había otra que tenía una contraseña para poder abrirla y en la puerta ponía escrito “Mira abajo”, miré y me encontré con otro sobre, que decía: “Tienes un teléfono antiguo a la izquierda, cógelo pero no marques ningún número, solo escucha”. Miré a la izquierda y allí lo vi, un teléfono que nunca había visto antes, era negro y muy antiguo con una ruedecilla para marcar números, nunca había usado uno de esos pero no debía marcar ningún número así que, lo cogí e hice lo que ponía en la carta, escuchar. No se escuchaba nada pero al cabo de unos segundos escuché una especie de voz que decía: “Abre el cajón de la mesa y encontrarás pintado al revés el código de la puerta” y la voz dejó de hablar. Hice lo que me dijo y el código de la puerta era: 723651, lo puse en la puerta y se abrió, cuando iba a bajar elteléfono sonó y yo lo cogí, escuché la misma voz que decía: “No cometas el mismo error que yo, rompe el cable del teléfono y coge el auricular solamente y llénalo de tierra y cuando bajes mantente a la izquierda de la puerta, y cuando él baje, mátalo”. “¿Quién es el?” Le pregunté. Y la voz me respondió:” el secuestrador, que va detrás tuya a matarte para que no salves a tu hermano”. Le pregunté de nuevo: “¿Dónde está mi hermano? Y la voz me respondió: “hay una alcantarilla, está ahí escondido, ábrela y sácalo”. Y el teléfono se cortó.

Hice lo que me dijo, corte el cable, cogí el auricular y lo llené de arena. Cuando abrí la puerta se encendió la luz, una luz que parpadeaba, las escaleras crujían al bajar y las paredes del alrededor estaban llenas de humedad, cuando llegué abajo había otra puerta de metal, no se escuchaba nada al otro lado de la puerta y en cuanto la abrí, me escondí a la izquierda de la puerta y después de unos segundos, escuché unos pasos bajando por las escaleras. Apareció el secuestrador con una máscara y entero de negro con un hacha, me intentó dar, pero la esquivé y el hacha se le quedo clavada en la pared y yo le di en la cabeza con el auricular del teléfono lleno de arena, lo maté.
 
Después fui a la alcantarilla del suelo para ver si mi hermano estaba allí escondido y allí estaba él con su mirada profunda. No sabía que cambiaría mi vida para siempre. Llevaba tres años sin verme y en cuanto me vio le cambió la cara por completo, se puso a llorar dándome un abrazo y diciéndome: “sabía que volverías a por mí, te quiero”.
 
Tras años de ausencia volvió a la ciudad en la que sucedió el accidente que durante tanto tiempo quiso olvidar. Mi hermano no podía aguantar más tiempo allí donde estaba y nunca iba a olvidar como hace tres años una furgoneta negra se paró y lo metió dentro de ella, ni tampoco el lugar donde estuvo viviendo durante tres años y al secuestrador bajando una vez a la semana para darle algo de comida para que mi hermano aguantara vivo hasta que yo llegara a intentar rescatarle. Mi hermano estará conmigo ahora, pero nunca olvidará esos tres años que estuvo allí.

                                                                             María Catalán Márquez 3ºESO-B                                                    


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