Tras
años de ausencia, volvió a la ciudad en la que sucedió el accidente que durante
tanto tiempo quiso olvidar. Durante este tiempo, ha estado luchando por
descubrir quién fue el asesino del doctor Quiroga, un gran médico e investigador
que por seguir con su último trabajo le llegó la muerte…
Al
llegar de nuevo para investigar el caso, todo estaba cambiado, las calles,
nuevas urbanizaciones, vecinos, pero lo que siempre estaba ahí era la cafetería
Berlín, con su agradable olor a café recién hecho. Siempre estaba el señor
Alberto para atender a los clientes.
-¡Hola! Buenos días,
¿Cómo está? Me alegro de volver a verle.
-Bien chaval, tú
estás muy cambiado, ¿Qué tal por la ciudad de nuevo?
-De vacaciones
descansando.
-Qué bien, pues disfruta
del momento, amigo.
-Gracias, Alberto.
Después de saludar al
señor Alberto, me fui al lugar del accidente… quería olvidar todo y aclarar de
una vez lo que ocurrió. Según el mapa, tenía que ir a pie hasta llegar a la
casa del Doctor Quiroga, un camino lleno de bosque abandonado, ya que nadie
quería ir allí, porque según las malas lenguas estaba presente las noches del
día 5, que fue la noche del accidente.La mochila pesaba y me detuve a beber
agua, de pronto escuché un sonido que llegaba no muy lejos de la zona, fui allí
y unos arbustos se movían sin parar, avancé…y zas! tropecé con alguien, la
caída fue hacia atrás y mi sorpresa fue que era un niño de unos 12 años
aproximadamente.
-¿Estás bien, chico? El chico estaba asustado,
lleno de barro, descalzo y creo
que días sin comer.
-¿Hola? No te voy a
hacer daño,
-¿Cómo te llamas?
-Andrés dijo muy
bajito…
-bien guay, yo me
llamo Javier.
Abrí mi
mochila y le ofrecí mi bocata y una botella de agua, rápidamente lo cogió pero
no se lo comió.
-¿Por qué no te lo
comes?
-No es para mí, mi
madre necesita ayuda, por favor,
-¿Puede ayudarme?
-Claro, dime donde es
el lugar y vamos. El niño parecía volar, cada vez que me adentraba en el bosque
parecía que no era la ciudad que yo había visitado, sino una zona mágica…
Cuando
llegamos, estaba muy cansado y lo que ví fue triste, una pobre mujer en el
suelo con herida de arma blanca, no era profunda pero podía ser grave. Me armé
de valor y le hice abrir al niño el botiquín para realizar con rapidez la cura
de la herida.A la hora, ya estaba todo estabilizado y cerca había como una
señal de fuego.Pregunté a Andrés si había casas cerca, pero por la cara de
terror que puso, mi mente se puso en alerta.
- Señora ¿Quién le ha
hecho esto? la mujer abría y cerraba los ojos, empezó a hablar algo que no se
entendía.
-Por favor ¿Puede
repetir? En ese momento me dio un papel con un símbolo… eran unas serpientes.
-¿Qué quiere decir
esto? La cosa se está poniendo interesante.
Llevé a la mujer al hospital como pude, fui a
la comisaría y denuncié el caso, Andrés se lo llevaron para que descansara
hasta el día siguiente. El caso del accidente estaba relacionado con el papel
que me dio la mujer aquella noche. No dejaba de pensar en el dibujo. Quedaban
un par de horas para amanecer y no quise perder tiempo. Me fui a la casa del doctor
Quiroga, aquello estaba muy abandonado, la puerta de entrada no existía. De
pequeño me encantaba estar en la biblioteca, había tantos libros, un mundo
enorme que descubrir. Con mi linterna empecé a investigar la zona, había mucho polvo,
de pronto en una moldura de una esquina empieza a girar una puerta y… había un
pasadizo enorme, muy oscuro; allí no se veía nada. Seguía avanzando y cuál fue
mi sorpresa cuando vi un interruptor. Pulsé y se encendió la habitación ¡que
era un gran laboratorio del doctor! Aquello era alucinante, miles de pruebas,
proyectos y avances médicos de un gran hombre al que le quitaron la vida.
Aunque algo no encajaba, el dibujo de las serpientes….
Me fui
a la zona superior de la casa, vi que no había cobertura en el móvil para
consultar qué quiere decir el símbolo para buscar pistas y si está relacionado.
Cuando me iba a marchar de la casa, vi que en la zona superior de la casa había
una buhardilla con una puerta extraña, la observé por lo rara que era y cuál
fue mi sorpresa que en lo alto de la puerta estaban las serpientes pintadas
sobre la madera…. Intenté abrir la puerta, sin éxito, ya que necesitaba una
combinación de números, volví a mirar la puerta por si había una pista y de nuevo
el papel con el dibujo. Estaba amaneciendo y la luz entraba por las ventanas
rotas de la izquierda, llegándome a los ojos. El papel como lo tenía en la mano
hacia arriba se trasparenta algo por detrás y eran ¡números! estaban en forma
de triángulo eran los siguientes: 804 y la puerta se abrió lentamente. Allí
había utensilios extraños, animales en jaulas pero muertos, como unas especie
de pócimas… en fin pero todavía había algo más, una especie de sala donde había
algo de ruido, avancé despacio, escuché y desenfundé la pistola, seguía el ruido
más fuerte como respiración agitada,! Alguien estaba allí encerrado! La puerta
no era compleja, con un clip hice lo posible para hacer llegar al interior del
pomo e hice girarlo. Lo que vi fue espantoso, un hombre anciano, sucio, sin
luz, comida podrida…no sabía quién era, pero tenía que salir aquel pobre hombre
de allí y hacer saber a mis compañeros lo que había descubierto. Cuando
conseguí salir de allí no podía creer lo que estaba viendo, ¡era el doctor
Quiroga! sus ojos eran los de siempre, astutos, inteligentes…
-Doctor ¿Cómo ha
estado tanto tiempo aquí?
-Chico listo, te dije
que serías un buen policía, sonrío y anduvo con dificultad. -Tienes que sacarme de aquí con
urgencia, nadie puede verme con vida,hasta que consiga hacer público mi ultimo
experimento que cura un virus letal para la humanidad, pero no conviene a mucha
gente, por eso el accidente, el encierro, solo he tenido contacto con una chica
que mandaban con la comida.
-Ya me estaba
cuadrando todo,la mujer herida,el dibujo de las serpientes…
-¿Quién
es la chica?
-Es mi hija dijo el
doctor.
-Bien entonces he
visto también a un niño…
-Sí, es mi nieto, y los dos corren peligro.
-No debe preocuparse,
están a salvo le dije al buen hombre ya le contaré con mas detalle lo que ha ocurrido,de momento
vamos a mi coche y le llevaré a zona segura.
-!A la policía no! Hay mucha gente infiltrada
y debes de llevarme lejos y luego llevar a mi familia conmigo.
-Estupendo le dije,
es mediodía y debe de estar en el maletero un tiempo.
-Vale, no te
preocupes, estoy acostumbrado.
El viaje fue sin
complicaciones,me despedí de Alberto, compré comida para despistar y llegamos a
destino desconocido. Tres meses después, el doctor Quiroga se reunió con su familia
con identidades distintas para una vida nueva y yo con un caso resuelto más y
por fin conseguí olvidar un accidente que nunca llego a existir.
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