lunes, 24 de octubre de 2022

Lágrimas sin vida



Lo reconocí inmediatamente y eché a correr tras él, pero lo perdí al dar la vuelta a la esquina. Me dolía el corazón, sentía que temblaba debido al frío sentimiento de perderle, ya había sucedido infinitas veces, no podía volver a permitirme fallar. La última vez fue de las duras, la sume a una de las peores experiencias de mi larga vida, lo había logrado, había superado la prueba, y aun así me lo arrebataron. Tristemente pensé que tendríamos al fin nuestro final feliz, pero el destino fue celoso, y no lo quiso así.

Seguí corriendo por las oscuras calles de Milán, sus asfaltos pedregosos me estaban torturando los pies, había también una farola, hacia un ruido ensordecedor, escuchaba claramente su bombilla avisando a la ciudad que había cumplido con su misión, que quería apagarse. Seguí corriendo, me ardía la garganta de las dolorosas y profundas respiraciones que mis pulmones daban, sentía puñales por todo el cuerpo, me pedía que parase, pero los recuerdos inundaban mi mente siendo tan poderosos que incluso insonorizaban el dolor.

No pude evitar pensar en la peor de las situaciones, el miedo de volver a perderlo estaba nublando mis capacidades. Corrí por más de una hora para nada, lo había perdido de vista.

Me escondí detrás de la pared de una antigua casa en ruinas y me dejé escurrir por ella hasta sentarme en el suelo, y lloré, lloré volviéndome a sentir esa adolescente de Bulgaria a la que le habían arrebatado a su amor. Desgarré mi garganta gritando, ya afectada por el esfuerzo anterior. En ese momento no me importó en absoluto el molestar a los milaneses que habitaban mis alrededores, solo tenía ganas de matar, no había preferencia ninguna, solo quería ver el sufrimiento de alguien, provocarle tanto dolor que hiciese que el mío pareciese una nadería, quería ver a alguien rogar por su vida, rogarme que no le drenase la sangre, sentirme poderosa de nuevo.

Después de tantos años había llegado a la conclusión de que el amor nos vuelve débiles, cualquier persona que este realmente enamorada de otro ser humano daría su vida por él y eso es lo que me pasaba a mí con Alessio.

Reconocí su olor, el de la vainilla mezclada con el tabaco, era característico de él, únicamente de Alessio, así que levanté rápidamente la cabeza para encontrarme con él, lo tenía justo de pie delante de mí. Alessio era un hombre alto, delgado y sin un cuerpo musculoso, desde que lo conocía nunca lo había visto entrar a un gimnasio, su pelo era precioso, me encantaba su color azabache además de lo suave y liso que era, tenía una longitud más larga de lo normal, había mechones que incluso pasaban sus orejas. Sus ojos eran de color avellana mezclada con un verde claro, haciendo que sus pupilas resaltasen, tenía una nariz aguileña, típica nariz italiana, aunque la suya tenía unas proporciones perfectas; ese día llevaba una camisa blanca con el primer botón abierto, y unos pantalones negros de traje conjuntados con la chaqueta, era su estilo desde hacía años. Finalmente él inició la conversación.

-       -Hola, ehh, buenas noches, pasaba por aquí y he oído gritos. ¿Estás bien? ¿Te ha ocurrido algo?

-       -Siento haberte preocupado, mal de amores supongo, gracias por preguntar.

Mi estómago sufría la enfermedad temporal de las mariposas y mi corazón la del olvido, como dolía el tenerle enfrente y que no recordase absolutamente nada, siempre era así, y yo no podía cambiar nada.

-       -Te podría acompañar a casa si no te importa, al fin y al cabo, es de noche, no me gustaría que volvieses sola, así solo pareces vulnerable.

Si él se acordase de lo que yo realmente era sabría que yo sola podría con una docena de hombres como él, pero aún no podía saberlo, así que tocaba fingir.

-       -Sin problema, y muchas gracias.

Me acompañó hasta mi casa, durante el camino charlamos sobre diversos temas: Milán y la forma en la que llegamos a ella, el cielo, nosotros mismos...La conversación estuvo entretenida, hasta que preguntó por lo que me había pasado minutos atrás.

-       -Realmente parecía que sufrías antes, ¿puedo preguntar qué ocurría?

No sabía que decirle para no acelerar el proceso natural, si le decía la verdad sufriría el shock traumático que ya sufrió en ocasiones anteriores, así que, ahora que lo tenía, no podía volver a dejarle escapar.

-       -Un engaño.

No quise especificar más, aunque sabía que después de esa pobre respuesta él haría más preguntas.

-       -Lo siento mucho.

Los siguientes 20 minutos fueron un poco incómodos, ninguno de los dos se atrevía a hablar. Después de un rato por fin llegamos a mi casa, nos despedimos y quedamos en vernos cualquier otro día, sin presiones. La única presión era que él en dos meses cumpliría sus 22, y me lo arrebatarían de las manos como habían hecho las brujas todas las veces, llevándose partes de mi corazón desde 1864.

Esa noche me metí en su mente, le hablé para que reconociese mi voz, le enseñe nuestros mejores momentos juntos durante 1863 ahorrándome su muerte, aún no era el momento de ella, no tenía la última palabra.

Conocí a Alessio por primera vez el 15 de enero de 1863, en ese momento yo tenía mis 21 recién cumplidos y buscaba la manera de ganarme la vida en Bulgaria. En aquellos años nadie ofrecía trabajo a una mujer de pocos años y sin experiencia, tristemente solo servíamos para tener hijos y cuidar de la casa, así que tuve que ganarme la vida robando en los mercados y palacios. Mi familia me había enseñado a hacerlo, durante toda mi infancia nos fuimos trasladando por diferentes ciudades y países en busca de mejores vidas, y como apenas teníamos recursos, había que robarlos. Nunca me sentí demasiado orgullosa de ello, pero no me arrepiento, lo primero de todo era nuestra supervivencia. Finalmente se corrió la voz tras los numerosos hurtos que fui realizando, y se organizó un baile para intentar cazarme, ahí fue donde nos cruzamos por primera vez.

Alessio era el hijo mayor de Eloy y Marian, los reyes de Bulgaria, por lo que Alessio era el heredero al trono. Desde hacía semanas se oían rumores de un posible casamiento entre Alessio y Brianne, princesa de Alemania y heredera al trono de aquel país, ya que sus progenitores así lo habían pactado, quisieran o no. Independientemente de eso entré en aquel palacio con un vestido robado, haciéndome pasar por una dame gleisse, así era como llamaban a las mujeres de clase alta en Bulgaria. Entré por la puerta principal, para no levantar sospechas y simplemente me dirigí a los aposentos reales, no muy lejos del salón de baile, asi que me fue fácil encontrarlos. Justo cuando cruzaba el largo pasillo oí una discusión, supuse que eran el rey ay el heredero por la conversación que estaban teniendo.

-       --Necesitas una esposa ya, no podemos esperar más, la gente hace preguntas hijo y nosotros no podemos seguir declinando ofertas.

-       -Padre, no puedo casarme con Brianne.

-       -Alessio esto se está yendo de las manos, te casarás con ella quieras o no, yo ya no puedo cumplir mis deberes como rey, y el pueblo no quiere un rey sin una reina.

La conversación terminó, solo se oyó un golpe, como si se cayese un asiento. A continuación, se abrieron las puertas de la estancia de par en par, chocando con las paredes debido a la fuerza con la que habían sido abiertas. Rápidamente corrí a esconderme en una de las habitaciones próximas, grave error, ya que resultó ser la de Alessio.                                                                                                  

Nos encontramos de frente, ambos impresionados por el momento, no se asustó ni avisó a caballería, cosa que me extraño y agradecí. Tomé su silencio como signo de que explicase lo que estaba ocurriendo, así que me decidí a hacerlo.

-       -Soy nueva en la corte y he confundido la estancia a la que debía dirigirme, discúlpeme majestad.

A continuación de eso hice un intento de reverencia, con la intención de mostrar respeto y sumisión.

-       -Levántese y preséntese.

Acaté la orden con rapidez, de forma inconsciente.

-       -Mi nombre es Katerina Wed, sobrina del conde Richard Wekings.

Rece en silencio que no conociese a nadie que se llamase así y me dejase en paz, aunque técnicamente la que molesta era yo.

-       -¿Por qué no tienen mismos apellidos?

-       -Porque soy pariente lejana.

-       -¿Por qué debo confiar en usted?

-       -Eso es decisión propia.

La conversación no acabó ahí, seguimos hablando durante la noche, y al día siguiente, y al siguiente, y al siguiente y así sucesivamente, durante todo 1863 y mitad del 64, hasta que nos enamoramos. Nuestra relación era prohibida, él estaba casado con Brianne y yo era una asquerosa bruja que solo sabía mentir. Alessio salía todos los días de Palacio a las cuatro de la tarde, con la excusa de ir a cazar, a partir de ahí empezaba nuestro tiempo juntos, que aunque no era mucho, nosotros disfrutábamos como si fuesen 100 vidas.

Su familia acabo descubriendo nuestro romance, a partir de ahí todo empeoró.

Él no podía salir de palacio, por lo que nos comunicábamos por cartas. En sus cartas solo había tristeza, narraba historias sin sentido, incluso había papeles arrugados por las lágrimas que habían caído mientras su escritura, me partía el corazón verle sufrir de esa manera.

Dejó de escribirme por unos días, después de las anteriores cartas recibidas me preocupé, y decidí colarme en palacio. La imagen que encontré terminó de partirme el corazón.

El cadáver de Alessio se encontraba en medio del salón, justo en el medio, y rodeado por un círculo hecho de sal. El dolor que provocó la imagen fue inhumano e hizo que cayese al suelo, al lado del amor de mi vida había una carta de su puño y letra, en la que ponía lo siguiente:

 

Querida Katerina,

Vienen a por mí, oigo voces susurrarme al oído que lo que hago está mal, que debería parar. A veces, incluso siento manos tirar de mi cuerpo de forma cruel, intentando hacerme daño, intentando matarme. Sé que puede parecer una locura, incluso yo lo creo así, pero cada día se siente peor. Las voces también hsblan de ti, dicen que eres sucia, una bastarda, que no mereces ser feliz. En las paredes de mi alcoba veo muchas veces repetido el mismo mensaje, DAME ROUGE, y no sé que es lo que significa. 

Necesito tu ayuda Katerina, ven, te lo ruego.

Alessio.

Sabía lo que había ocurrido, mi antiguo aquelarre, Le legared lo había matado delante de mí, y yo no había sido capaz de verlo. Mi aquelarre era un conjunto de brujas que trabajaba con la sangre, sacábamos nuestro poder de la sangre humana. Deje mi aquelarre con 19 años, y me busque la vida sola, sin el uso de mis poderes, como una humana normal. Mi aquelarre se sintió traicionado, y juraron eterno odio a mi persona, arruinando cada progreso que hacía en mi vida.

En ese momento sentí un dolor agudo, bajé mi cabeza a mi abdomen, de donde procedía el dolor y ví sobresalir el puñal. El Trahion Bell, el puñal que toda dame legared  tenía, una de las mías había acabado con nuestras vidas.

Me condenaron a reencarnar y revivir la historia de distintas maneras siempre que la réplica de Alessio muriera. Desde el 14 de Julio de 1864 revivo la historia, siempre con el mismo final, su muerte y reencarnación, mientras yo sigo igual, no envejezco ni cambio en nada solo vivo la muerte del amor de mi vida una y otra vez, hasta que me pierda a mí, hasta que pierda mi corazón, hasta que mis lágrimas queden sin vida.

                                                                                   Marta Córdoba Villegas 3ºESO-A


Los Smith

Esta casa la veía todos los días cuando me levantaba. Era una casa de ladrillo visto, con dos plantas y un patio, además de una piscina, aunque esta no la usaban demasiado. La casa daba un aire rústico y un poco sombrío, ya que era poca luz la que entraba en el interior. La familia que solía vivir aquí se iba todos los fines de semanas a casas rurales o de senderismo, eran sus actividades favoritas. Cuando se iban no se notaba su ausencia, era una familia seria, silenciosa, realmente impresionaban. El matrimonio se dedicaba a los negocios, eran parte de una gran empresa. Sus hijos desde pequeños siempre mostraron una alta inteligencia y raras veces salían a jugar como el resto de los niños. Daban la impresión de ser la familia perfecta pero como todas, siempre guardan un gran secreto. Los Smith tenían mucho más que contar. 


Un viernes como otro cualquiera salí de trabajar y llegué a mi casa, eran las ocho de la tarde y el motor del coche de los Smith ya estaba sonando, lo que significaba que, como todos los fines de semana se iban a realizar alguna actividad, me parece que el de esta semana era senderismo. Mas cuando salgo a comprar al supermercado escucho que mis vecinos hablaban entre sí muy nerviosos, como si algo hubiera ocurrido. Nunca imaginé que esto pudiera ocurrir, tras muchas versiones escuchadas supe que los Smith tuvieron una pelea doméstica, al parecer realmente preocupante se empezó a escuchar discusiones entre el matrimonio, más tarde se unieron los dos hijos, a lo que más tarde le sigue un silencio aterrador. Por último se escucharon fuertes ruidos que asustaron al vecindario.

Pasado el fin de semana no habían vuelto del senderismo, cosa que fue aún más preocupante. Me picaba la curiosidad; hacía ya casi un mes que la familia no volvía. Al anochecer decidí entrar en aquella casa. Jamás imaginé que en el polvoriento cajón de la mesa encontraría dos anillos de matrimonio ensangrentados. Dicha mesa se encontraba en el patio, al lado de la puerta de la casa. Me resultó relativamente fácil entrar y colarme por el patio, el muro no era muy alto. Decidí dejar los anillos allí y procedí a entrar por una ventana, suerte para mí que esta no tenía ningún tipo de protección el cual no me dejase entrar. La casa era sombría, todo ordenado y no había nada en particular, salvo que en el suelo había hallado huellas, las cuales parecían de barro. Seguí las huellas que me hicieron salir del salón y que me llevaron al pasillo. No era muy profundo, terminaba con las escaleras de la segunda planta. Subí las escaleras siguiendo el rastro de huellas el cual me llevó al cuarto de baño. Lo primero que vi fue la bañera llena de agua con hielo. Había un par de toallas tiradas y por los muebles, los cuales manchados de huellas de barro. También encontré varias gotas de sangre esparcidas por el lavabo, que me llamaron la atención. Seguí explorando sin saber qué podría encontrarme, realmente estaba nerviosa.

La siguiente habitación fue la del matrimonio donde el escenario fue totalmente distinto. Encontré un cuerpo totalmente irreconocible, tenía la cara deformada por las heridas que le habían provocado. Pero podría decirse que podría ser el padre o el hijo mayor, eran muy altos al contrario que la madre y el hijo menor. El cuerpo estaba tirado en el suelo, la imagen impresionaba bastante. Me fijé mejor y en una mano le faltaba el dedo anular donde tanto la mujer y el hombre llevaban los anillos de casados, lo que me indicó que este cuerpo era el padre. Me quedé sospechando en la señora Smith, pensando si todo esto habría sido cosa suya. Inspeccioné el resto de la habitación pero no había nada relevante. Salí temiéndome lo peor, imaginándome todo lo que pudo haber pasado.


La última habitación era el cuarto de los dos hermanos, había una litera a la derecha, un escritorio en medio con varios libros sobre él y el armario a la izquierda. Revisé todo y encontré en el armario una masa de ropa desordenada, una mochila con juguetes que probablemente sería del menor pero nada más. Volví a bajar las escaleras y salí de la casa, me faltaba el patio, tenía que asegurarme de que no me faltase por ver nada más.

Había muchos hierbajos, estaba todo dejado, tenían un gran patio que se dividía en el trasero y en el delantero. Decidí comenzar por la parte delantera la cual tenía una piscina grande pero sucia y descuidada, sin agua siquiera. Contaba con un muro que rodeaba la casa y varias plantas por las esquinas las cuales todavía parecían tener buen aspecto. Me asomé a la piscina y había un saco muy sucio, lleno de barro donde encontré otro cuerpo, el cual pude reconocer, era el hijo menor. Salí de la piscina pensando e intentando unir distintas pistas de lo que había visto por el momento para descifrar lo que pasó.

Escuché ruidos por la parte trasera del patio y no me quedaba otra que esconderme en el interior de la casa. Mientras corría temiéndome que había vuelto el asesino, buscaba desesperadamente un sitio el cual no me encontrara. Subí al dormitorio de los hijos y cuando iba a cerrar la puerta alguien puso su mano en mi hombro. No tuve el suficiente tiempo de girarme y descubrir quién era, fue inesperado, no escuché acercarse hacia mí nada ni nadie. Entonces recibí un fuerte golpe el cual hizo que no me volviera a despertar.

Así termina todo, no debí entrar en dicha casa, pero como ya saben, la curiosidad mató al gato.

                                                                                           Natalia Canales De la Fuente 3ºESO-D


domingo, 23 de octubre de 2022

Lo vi

Tras unos momentos de duda lo reconocí inmediatamente y eché a correr tras él, pero lo perdí al dar la vuelta una esquina. Le conocí hace casi un año y ni yo misma puedo creer en cómo me ha cambiado.
Por ello, estaba caminando por una zona hasta que lo vi. Lo vi cómo se iba desvaneciendo con su mirada fija a su móvil hasta que se va. De repente, después de un rato caminando, lo vuelvo a ver; esta vez en un sitio diferente justo donde estaba yo y con la mirada fija a una chica, hasta que lo vuelvo a perder tras haberme frotado los ojos para ver si era real lo que veía.

Finalmente, al llegar a mi casa, justo en la entrada lo vuelvo a ver. Tendía en su mano lo que parecía ser un regalo. Pero esta vez el chico no desaparece; con la mirada perdida en alguna parte hasta que aparece una chica. Era la misma chica que había visto antes. Decidí subir a mi casa para olvidarme de lo ocurrido y descansar ya que mañana tenia que estudiar. Al día siguiente, no lo vi por ninguna parte y me alivié mucho ya que iba con mis amigos y me lo estaba pasando muy bien, así que encontrármelo sería un poco malo y ellos lo comentarían. 



Pasó toda la semana y era ya viernes. No me lo encontré por ningún rincón de la calle. Pero todo no iba a estar tan bien como parecía. A lo largo del fin de semana, ya que estaba tan estresada, decidí ir a dar una vuelta para despejarme un poco. Hasta que lo vi. Lo vi sentado en un banco solo. Estaba escuchando música y parecía estar esperando a alguien. Una parte de mí quiso acercarse para verle y hablar con él y decirle todo lo que me guardaba mientras que otra parte me lo impedía. Y en nada más esos segundos que estuve distraída, ya no estaba en el banco y lo había perdido otra vez. Me desesperé y decidí volver a mi casa. Aproveché durante el camino para hablar escuchar música. 

Todo esto que cuento me ocurrió hace unos meses y al cabo del tiempo me di cuenta de que esas situaciones que vivían no eran reales sino imaginarias. Esa chica que veía, era yo; y todas esas veces que le veía y le perdía era porque estaba atrapada en el recuerdo y mi cerebro me proyectaba esas situaciones que viví y claro, al querer acercarme, se desvanecía y le perdía. Actualmente estoy bien y no lo he vuelto a proyectar en mi cabeza.  Diario: 8/ 10/ 22    

                                                                                                                  Sofía Martín Tejada 3ºB