miércoles, 30 de noviembre de 2011

La playa


Jamás olvidaré aquel verano en las playas de San Sebastián. Todas las mañanas salía muy temprano a pasear con mi padre y sentía cómo el aire fresco de la mañana acariciaba mi cuerpo mientras el sol aparecía tímidamente en el horizonte. Un día vi a un extraño personaje que miraba al mar sin realizar el más mínimo movimiento. Era un hombre de unos setenta años, alto, de una delgadez extrema, vestía traje oscuro, calzaba unos zapatos desgastados y su rostro quedaba oculto bajo un ancho sombrero que parecía de otra época. Su presencia se convirtió en parte del paisaje matinal hasta que un día noté su ausencia. Le dije a mi padre que si sabía dónde estaría el hombre de negro y sorprendentemente me contestó que no tenía ni idea de lo que le estaba hablando, que él no había visto en todo el verano a dicho individuo. Hoy sesenta años después vuelvo todos los veranos a San Sebastián con doloroso luto y mientras contemplo el mar donde arrojé las cenizas de mi amada, observo cómo todas las mañanas un niño, que pasea de la mano de su padre por la playa, no deja de mirarme.

Fernando Álvarez Jurado

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